EL CUARTO REICH 27 de febrero del 2004 James Donahue Traducido para Rebelión por Laura Abad ¿S e han percatado de los halos y aureolas alrededor de la cabeza de George W. Bush en las últimas fotos aparecidas en la prensa? Probablemente no, ya que este tipo de cosas se diseñan para ser percibidas sólo por el subconsciente. El genio de Karl Rove, el tipo encargado de que nuestro presidente aparezca guapo en todo momento, sabe muy bien qué botones tiene que tocar para mantener a su hombre en la Casa Blanca. Desde el mismo día en que anunció su candidatura, la campaña de relaciones públicas del Sr. Bush ha realizado un trabajo fabuloso, retratándole como alguien casi sobrenatural. Desde el 11-S y el lanzamiento de la guerra de Bush contra el terrorismo, éste ha gobernado su país bajo un velo de secreto, saliéndose con la suya. A los protestantes que aparecen en las calles allí donde va Bush, se les impide acercarse. Se les adjudica un determinado espacio para manifestarse, fuera de la vista y del ámbito de los medios. De esta manera, no se llegan a ver actos de protesta alrededor de Bush. Aunque todavía estamos en guerra con Afganistán e Irak, con sus respectivas víctimas diarias, tanto extranjeras como americanas, no se nos muestran las víctimas del combate, los soldados heridos y raramente vemos funerales militares, excepto en contadas ocasiones, gracias a equipos informativos de televisiones locales. Los sacos de cadáveres están empezando a llegar a casa en prácticamente la totalidad del país. | |
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